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“DIÁLOGO SOBRE La injusticia de la justicia”

 

“LIBERACION”

“DIALOGO SOBRE La injusticia de la justicia”

Por: Jorge Tadeo Lozano Osorio

21 de junio de 2009

 

 

El epígrafe de este comentario bien podría completarse con la coletilla “…en América Latina”, porque el tema sobre el cual reflexionaré con nuestro personaje de ficción invitado a este diálogo, es de usual ocurrencia en nuestras imperfectas democracias de habla hispana, en unas más que en otras, por supuesto, pero siempre a través del mismo hilo conductor: la oposición entre la justicia y el derecho  

 

JTLO: Haber, amigo Jergez, ¿por qué ese título “Yo Acuso” de su obra crítica de la justicia en América Latina?

 

Jergez: Porque bajo el rótulo “Yo Acuso” se han elaborado piezas sobresalientes de narrativa político judicial en el mundo occidental sobre casos episódicos propios de sus autores o de terceros, como la escrita por Émile Zola en 1898 defendiendo a Dreyfus del falso cargo de traición a la Patria; la de Pablo Neruda acusando en 1947 al Presidente de Chile  de desleal y traidor; y la de Maritza Lugo imputando a Fidel Castro y su régimen de violaciones de sus derechos humanos, todas ellas de un gran impacto en la opinión pública universal; y quise entonces –con pretensiones más didácticas que literarias- a través del efecto mediático de la expresión, enviar un mensaje que  pudiese siquiera tocar a las puertas de la conciencia de algunas autoridades políticas de nuestra América hispano-parlante, sobre este tema de la trasgresión, en nombre de la ley positiva, de las libertades y derechos fundamentales de las personas, frecuentemente practicado  por los agentes de los Estados.  

 

JTLO: Pero, ¿cuál es la esencia del mensaje que se pretende enviar?

 

Jergez: “Yo Acuso” es la mejor síntesis conceptual destinada a desvelar una injusticia. Tiene además la virtud de ser el comprimido  gramatical de mayor contenido humanístico porque allí cabe todo cuanto se tiene acumulado en la mente y en el alma sobre la “injusticia de la justicia” de los hombres, algo sobre lo cual todavía no acabamos de hablar o de escribir pero, sobre todo, algo sobre lo cual jamás se dirá o escribirá lo suficiente.

 

JTLO: En esencia, ¿por qué el paralelo con la carta de Zola al Presidente de Francia, de una época tan diferente y tan distante de nuestros días y costumbres?

 

Jergez: Muy sencillo, porque nuestras imperfectas instituciones judiciales de finales del siglo XX tienen similitudes y aproximaciones muy marcadas con las parcializadas y politizadas  instituciones judiciales de la Francia de finales del siglo XIX; y porque la personalidad permisiva del Presidente Galo M. Félix Faure a los “desvíos de la autoridad judicial” francesa respecto de los derechos civiles de ese entonces, fue fielmente replicada por los mandatarios latinoamericanos de las décadas del 60 al 90 en cuanto al respeto por los derechos humanos. 

 

JTLO: Y, ¿qué tiene que ver todo esto con la carta que en 1947  le enviara el poeta y Senador comunista Pablo Neruda al Presidente Gonzales Videla?

 

Jergez: La clave de este símil está en el ejemplo de independencia y carácter de Neruda frente a un socio desleal; la manera franca y descarnada como denunció la confabulación del primer mandatario con jueces contra la clase trabajadora, acusándolo de traición política y falsedad conceptual y colocándolo ante la opinión pública como un enemigo de la democracia y un gran oportunista, es digna de emular. Recuerde que yo también fui Senador de mi país, apoyé e hice acuerdos políticos con quienes después llegaron a la Presidencia de la República y fui igualmente traicionado y perseguido por ellos o con su consentimiento e indiferencia.

 

JTLO: Bien, y ¿cómo correlaciona lo de Pablo Neruda en 1947 con la persecución a Maritza Lugo en las cárceles de Cuba por el gobierno comunista de Fidel Castro en el 2001?

 

Jergez: El mensaje es claro: el atropello y la negación de las libertades públicas y derechos fundamentales de los seres humanos, provengan de donde provengan y en cualquier tiempo que se practiquen, son condenables; porque, en efecto, estos gérmenes de la perversión política han tenido más terreno fértil en la inconsciencia humana que en la ideología política.  

 

JTLO: Entendidas así las cosas,  en su caso concreto  ¿a quien o a quienes van dirigidas las acusaciones de su “catilinaria”? 

 

Jergez: En mi monólogo sobre “la injusticia de la justicia” en una república imaginaria del tercer mundo no mencioné nombres propios por razones de seguridad personal y familiar, pero sí identifiqué acciones puntuales y conductas irregulares en escenarios judiciales reales, a partir de lo cual será fácil hacer las deducciones que usted plantea. Sin, embargo, yo diría que el gran “acusado” es el “régimen”, el modelo de Estado “populista” que con ropajes diversos ha venido evolucionando hacia dos caracterizadas vertientes políticas, contradictorias ideológicamente entre sí, “autoritarismo constitucional” y “socialismo del Siglo XXI”; pero coincidentes en el propósito de quebrar la independencia e imparcialidad de la justicia y someterla, como se ha hecho con el legislativo, a la yunta del Ejecutivo Nacional bajo el patrocinio de los partidos políticos de gobierno.

 

JTLO: Pero entonces, ¿sus acusaciones tienen algún contenido concreto?

 

Jergez: Claro que lo tienen; en el contexto de la violación de los derechos humanos, se plantea y prueba en uno de los casos documentados, la violación del derecho fundamental al debido proceso en 17 formas diferentes, por cuenta de fiscales, jueces y magistrados politizados; y en el otro, se demostró la presencia de “falsos testigos” utilizados para  judicializar políticos y así obtener determinados resultados mediáticos con efectos electorales; ambos en medio de juicios injustos, juzgado por el mismo funcionario que denunció, sin derecho a segunda instancia y orquestados por el Ejecutivo Nacional.

 

JTLO: ¡Que horror! Y, ¿qué dicen los organismos internacionales de control?

 

Jergez: Que no son competentes porque los derechos humanos de determinados ciudadanos de  algunos países  son de mejor categoría que los de otros,  que no merecen ser protegidos, no obstante tratarse de los mismos hechos y estar cubiertos por idénticos instrumentos internacionales.

 

JTLO: ¿A que atribuye esta absurda conclusión? 

 

Jergez: A que la corrupción no tiene límites fronterizos. Habrá que recordarle a tales organismos internacionales lo que Joan Báez decía en  frase célebre: “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella.

 

Comentarios a: jotalos@gmail.com

 

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